La paralización de la obra pública en Argentina ha tenido un impacto devastador en el empleo, según advierte Gustavo Weiss, presidente de la Cámara Argentina de la Construcción (CAMARCO). En una reciente entrevista, Weiss señaló que hasta el momento se han perdido alrededor de 100.000 puestos de trabajo debido a la situación.
El recorte de fondos para la obra pública ha generado efectos negativos no solo para las empresas constructoras, sino también para toda la industria proveedora de insumos y la economía en su conjunto, según afirmó Weiss. La falta de pagos desde octubre o noviembre ha sumido a las empresas en una situación desesperada, con entre 3.500 y 4.000 obras paralizadas, neutralizadas o suspendidas.
Weiss destacó la importancia de la participación privada en el financiamiento de la infraestructura, pero advirtió que la experiencia internacional indica que esta participación no excede el 15% de la inversión total. El resto, que no resulta atractivo para los privados, queda a cargo del Estado.
El presidente de CAMARCO también lamentó que la actividad en obras públicas y privadas haya continuado cayendo en abril, sin vislumbrarse en el corto plazo una salida o mejora en las condiciones.