Parlasur: Olmedo puso patovicas y los bolsonaristas lo acusaron de antidemocrático

El presidente del Parlasur, Alfredo Olmedo, resistió los intentos de la mayoría de la delegación argentina por desplazarlo de su cargo. En la sesión de este lunes, el salteño condujo el debate sin conceder el tratamiento del expediente que pedía su apartamiento de la presidencia bajo el pretexto de que debía subordinarse al temario previsto.

La jornada arrancó caldeada porque, en sintonía con las quejas que manifiestan desde el radicalismo y el macrismo hasta el kirchnerismo, el legislador que hizo fama con su campera amarilla dispuso un mecanismo de ingreso al recinto con portación de «pulseritas». En su entorno, alegaron que era «para ordenar» la situación.

Sin embargo, hasta Celso Russomanno, un diputado bolsonarista, lo acusó de antidemocrático por la maniobra, mientras que Jazmín Narváez, diputada representante de Paraguay, denunció que la zamarrearon los agentes de seguridad contratados a pedido de Olmedo.

Russomanno, que es el jefe de la delegación brasileña y ocupó el mismo cargo que ahora detenta Olmedo, la emprendió a empujones contra los vigilantes. «No tenía pulserita», explicaron testigos de la escena.

Narváez, a su turno, sostuvo: «Han blindado la entrada, nos han obstruido el acceso. Han llegado a tener contacto físico con nosotros y eso a mí me hace sentir menoscabada». De pie en medio del recinto, le aconsejó a Olmedo que dé un paso al costado, porque sus compatriotas no están de acuerdo con él. «Están debatiendo hasta el hartazgo algo que nos genera vergüenza, es una vergüenza internacional: han traído algo que ya no es un problema interno de ustedes sino que han traído al seno de este parlamento del Mercosur», reprochó.

La legisladora libertaria Lilia Lemoine, por su parte, estuvo presente durante toda la sesión. Sin ser parlasureña, viajó a Montevideo para brindar su apoyo a Olmedo. «El kirchnerismo quiere dar un golpe institucional», le dijo a este portal mientras el inicio de la sesión se demoraba por alrededor de 90 minutos.

La bronca de los parlasureños de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay radicaba también en que Olmedo había inhabilitado los micrófonos de las bancas y exigía que quienes quisieran hacer uso de la palabra se dirigieran hasta el atril contiguo a la mesa directiva del cuerpo. «Esta es una casa de la democracia y usted no puede quitar los micrófonos», protestaba Russomanno.

Según Lemoine, «el kirchnerismo se quiere quedar con el manejo de los contratos», algo que Olmedo dice que vino a restringir en un gesto más de presunta austeridad oficialista. «Los parlasureños no cobramos dieta pero tenemos un viático de 400 dólares», admitió el salteño ante LPO. Y aunque se jactó de costearse él mismo sus propios traslados, concedió que si se quitara o afectara ese recurso habría parlasureños que no podrían siquiera trasladarse a Montevideo.

Desde el entorno de un parlasureño de Unión por la Patria se quejaron de que Olmedo prohibió hasta el uso de la camioneta oficial del Parlasur desde el hotel donde se aloje cada diputado hasta el edificio donde funciona el cuerpo. «Una ridiculez», decían.

La intención de la delegación argentina fue reemplazar a Olmedo por la libertaria Fabiana Martín, a quien un sector del mileísmo le atribuye hacer «la gran Píparo». «Entró por Javier y se fue con Kikuchi y Kicillof», resumen.

El caso es que los argentinos presentaron una carta rubricada por todos los partidos con representación en el parlamento del Mercosur. Las firmas van desde la de Luis Brandoni hasta Cecilia Nicolini.

Además, Olmedo llegó a la presidencia de la mano de los votos kirchneristas, que tiene 21 parlamentarios sobre 43. La explicación de ese espacio emula la postura de la propia Cristina Kirchner para la conducción del Senado y la Cámara de Diputados: no hubiera sido lógico, aducen, que condujera el cuerpo un diputado que represente un signo político diferente al del Jefe de Estado de turno, mucho menos cuando las presidencias del Parlasur se rotan anualmente y en 2024 le tocaba a la Argentina.

Aun así, facturan desde el macrismo, la UCR y UP destratos de parte de Olmedo y una extralimitación en el ejercicio de sus facultades a su secretaria, la periodista Gabriela Dichiaro. Los parlasureños acusan a la asesora del salteño de «intervenir en los grupos de WhatsApp como si fuera una parlamentaria más» y también le facturan «haber echado diputados de comisiones».

Como sea, Olmedo surfeó la sesión de este lunes sin que pudieran removerlo. Sucede que las sesiones no pueden durar más de cuatro horas y los representantes de Paraguay y Brasil debían volver a sus respectivos países, con vuelos programados. Pasadas las 15, la sesión perdió quórum y el salteño logró que el pedido de la delegación argentina pase a comisión para su tratamie